El nuevo escenario de marketing en el que deberían pensar las bibliotecas

No nos pilla de sorpresa: las bibliotecas no son instituciones especialmente sensibilizadas con el marketing. Sin embargo, ahora resulta más necesario que nunca y también tenemos más medios a nuestro alcance.

Tras leer el artículo de Nieves González en el último número de El profesional de la información, en acceso abierto, no es difícil imaginar una biblioteca en la que el usuario es el centro, donde es él mismo quien decide qué servicios se prestan. «La clave está en ser capaces de establecer un diálogo continuo y mantenido en el tiempo.»

González nos habla de marketing relacional, que trata al usuario de forma personalizada y le proporciona contenidos en el momento en que los necesita, como un servicio. El objetivo es fidelizar, convertir al usuario en prescriptor del servicio. El reto, señala González, está en no perder a los usuarios fieles, pero también en alcanzar a una nueva audiencia y construir relaciones con ellos.

Los medios sociales, que las bibliotecas utilizan, son una de las claves en este proceso: son una parte fundamental en la creación de la marca, transmiten una imagen de transparencia, permiten la segmentación de la audiencia (personalización) y establecer relaciones con nuevas audiencias. Pero no son el único ámbito de este marketing.

«Sólo aquellas bibliotecas que sean capaces de reinventarse trabajando con sus usuarios alcanzarán el éxito», transmite González en su artículo. Ponerlo en práctica no es fácil y requiere un esfuerzo, repensar nuestras tareas, pero no es imposible.

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