Arquitectura de la información, o cómo hacer que nuestra audiencia encuentre lo que busca en nuestro sitio web

La burbuja inmobiliaria parece no haber afectado a un tipo de arquitectura, la de la información, que tras una década de vida sigue en buena forma, como muestra el último número de El Profesional de la Información y la reciente publicación de la editorial Trea, Arquitectura de la información en entornos web, por Mario Pérez-Montoro. Comparaciones jocosas aparte, esta disciplina, que arranca a finales de los noventa, viene a apuntalar adecuadamente los contenidos con el fin de que sus usuarios puedan encontrar lo que en buscan en los sitio web con facilidad. No se trata de una cuestión banal: seguramente todos hemos tenido la experiencia de navegar por sedes web en las que no hay forma de encontrar lo que se busca y, cuando se logra, resulta que hemos perdido más tiempo del necesario. Esto genera frustración, sensación de pérdida de tiempo y deseos de no volver a visitar tal sitio, perdiendo así una valiosa audiencia.

Sin embargo, una de las dificultades a las que se enfrentan los arquitectos de la información, como señalan Roberto García, Federico Botella y Mari-Carmen Marcos, es que su trabajo no es fácil de apreciar a primera vista, aunque los beneficios resultan evidentes y su ausencia puede devenir en catástrofe. Por otra parte, tampoco es sencillo delimitar su área profesional, pero sí es cierto que parte de los principios de la ciencia de la información tradicional, especialmente por la disciplina de organización y representación del conocimiento, por lo que supone un interesante campo de acción para bibliotecarios y documentalistas.

La estructura invisible que sustenta un sitio web se teje a través de cinco elementos: sistemas de organización, de etiquetado, de navegación, de búsqueda y vocabularios o lenguajes documentales. Estos últimos cumplen la función de facilitar la recuperación de la información y se plasman en los metadatos. El avance de la web semántica en los últimos años permite emplear sus tecnologías como complemento a estos últimos. Así lo recomiendan Roberto García, Federico Botella y Mari-Carmen Marcos, para quienes la definición de una ontología o la inclusión de rdfa en nuestro sitio web puede facilitar la evolución y mantenimiento de nuestra IA, pero también mejorar el posicionamiento en buscadores.

Aspecto fundamental y que suelen pasar desapercibido para los diseñadores es la accesibilidad de las sedes web. En este sentido, Ramón Voces-Merayo defiende el deber moral y legal de crear esquemas de acceso lineal que puedan ser interpretados fácilmente por las personas con discapacidad visual o motriz, que incapaces de emplear el ratón y que necesitan valerse de lectores de pantalla o del tabulador. Se trata de sistemas poco costosos y que requieren muy poco esfuerzo a la hora de ser implementados: basta con definir el orden de navegación de los elementos estructurales (la cabecera, el pie, el sistema de navegación global, el contenido principal, etc.) y de los contenidos estructurales complejos (tablas y formularios) y creando sistemas de acceso intra-nodos, que permitan acceder rápidamente al usuario a las diferentes secciones o servicios de una página.

Los procesos de evaluación juegan un importante papel en la arquitectura de la información: el enfoque centrado en el usuario conlleva constantes pruebas para conocer cómo la audiencia interactuará en nuestro sitio y mejorar en consecuencia la experiencia de uso. En este sentido, Juan-Miguel López-Gil, Carolina Navarro-Molina, Roberto García y Rafael Aleixandre-Benavent proponen una nueva metodología basada en la combinación de varias técnicas: el test de estrés de navegación (que se sirve de una serie de preguntas a través de las que determinar si los usuarios se hacen una idea de dónde están dentro de un sitio web y cuáles son los elementos de información a su alcance), las técnicas del thinking aloud (o pensar en voz alta) y el eye tracking (una sofisticada técnica que sigue y reconoce el movimiento de los ojos) y un cuestionario de usabilidad. De esta manera se consigue mayor información, minimizando las limitaciones de los métodos por sí solos.
El futuro de la arquitectura parece estar en los dispositivos móviles, como señala el mismo Rosenfeld, uno de los autores del famoso “libro del oso polar” y padre de la disciplina, en la entrevista realizada por Mari-Carmen Marcos, y la clave del éxito en entornos cambiantes, como sucede en la actualidad con la web, en la colaboración con diferentes expertos.

Pero todo esto no es más que un bocado: en este número de El Profesional de la Información encontrarás además ideas sobre cómo organizar los contenidos en grandes sitios web (una pista: la solución está en uno de los más grandes y clásicos gurús de la biblioteconomía), análisis de varios programas de prototipado (con soluciones para todos los bolsillos y de alto interés a la hora de diseñar la estructura de contenidos de un sitio web) y tests de usabilidad y una revisión bibliográfica actualizada sobre el tema.

Natalia Arroyo
El Profesional de la Información


Notas relacionadas
Resúmenes EPI 19,4 Arquitectura de la información (julio-agosto 2010)

Actualización 31/08/2010. Tal y como informa Javier Guallar en una reciente nota, el artículo de Mari-Carmen Marcos y Cristina González-Caro «Comportamiento de los usuarios en la página de resultados de los buscadores. Un estudio basado en eye tracking» , publicado en este mismo número de El Profesional de la Información, ha tenido una estupenda acogida nacional e internacional.

Esta entrada fue publicada en Uncategorized. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *